Según la Cábala, nuestra misión en este plano material se define mucho antes de nacer. Cada alma, entrenada para enfrentar su destino, se enfrenta a un mundo que, lleno de tentaciones y apegos, puede oscurecer su verdadero propósito. Sin embargo, la lucha por la claridad y el entendimiento es lo que nos guía hacia la luz.
Desde su nacimiento, cada persona se convierte en un código único en un vasto sistema de comunicaciones. Este chip, que resguarda la esencia de cada vida, es el vínculo que une a la humanidad en un mundo donde la información lo es todo.
La evolución del alma se manifiesta en un resplandor que irradia luz y poder. Cuando un ángel llega a la Tierra, sus alas se despliegan como un reflejo del choque de energías, recordándonos que cada ser tiene una misión que trasciende lo material.
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